6 octubre
Quedan 87 días
Hoy se celebra El Día de las Aves en multitud de lugares. Mis compañeros de Itsas Enara Ornitologi Elkartea han organizado varios actos en el Parque Ecológico de Plaiaundi, y aprovechando que hace muy buen día me acerco para echar una mano y acompañarles. Varios miembros de la organización se han apostado en lugares estratégicos del parque para mostrar al público visitante esas aves que a veces pasan desapercibidas para ojos no entrenados en esto de avistar pájaros. Cuando llego, a media mañana ya me los encuentro bien metidos en el ajo, y da gusto ver que hay un buen número de visitantes aprovechando la ocasión para acercarse a este mundillo emplumado.
Estamos en plena migración y las marismas se muestran muy animadas, la lista de especies observadas ese día es larga e interesante, pero destaca especialmente la presencia de una garza imperial joven que está descansando sobre las ramas de un árbol, bien a la vista, y la de dos águilas pescadoras, que son las que más atención suscitan por parte de los asistentes. Sin embargo hay otras aves más pequeñas que pasan más desapercibidas y que tienen tanto o más mérito en términos migratorios como sus parientes mayores: los paseriformes. En la zona hay un buen número de petirrojos, que reclaman con su pic metálico por doquier. Veo también algún papamoscas gris y carricero común. Y cuando ya iba a dar por terminado mi paseo me fijo en otro pequeño pájaro… se trata de un papamoscas del género Ficedula hembra o joven, pero… tiene la peculiaridad de que la mancha de la base de sus primarias ¡alcanza el borde del ala! Esto puede significar que me encuentro ante una nueva especie para mi: ¡un papamoscas acollarado! Reviso cuidadosamente otros caracteres que me van confirmando la especie.
285. Ficedula albicollis
Enseguida aviso a mis compañeros para que vengan a verlo y al rato estamos cinco personas observándolo. Desafortunadamente no tenemos una cámara con teleobjetivo a mano ¡nadie entre cinco! Procuro hacer alguna foto mediante el iPhonescoping, pero el pájaro estaba nervioso y no para quieto más de unos pocos segundos en cada ramita.
Satisfechos nos vamos a la tradicional comida al aire libre y lo celebramos con buenas viandas y bebidas salpicadas con una lluvia de hilarantes anécdotas a cargo de Héctor y Jonás.
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